La infección por VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) provoca un síndrome denominado SIDA (Síndrome de la Inmunodeficiencia Humana Adquirida), es pues una enfermedad infecciosa que se adquiere por contagio a través del contacto con humores corporales con células infectadas o partículas de dicho virus.
La multiplicación a gran velocidad de este virus afecta al sistema defensivo del organismo por lo que deja de ser eficaz frente a muchas otras enfermedades que denominamos oportunistas.
Por lo tanto podemos tener en cuenta dos factores importantes:
*No todas las personas seropositivas desarrollan el SIDA pero SI todas ellas pueden transmitirlo.
*No es un problema de “grupos de riesgo”, sino de “conductas de riesgo”.
Otro aspecto muy importante a valorar es la percepción que la población tiene de esta enfermedad, pues en general, se reacciona con rechazo, discriminación y marginación social hacia ciertos colectivos convirtiéndose así en un “Sida social”.
Viendo esta percepción social que a veces suele ser errónea debido al desconocimiento, podemos entender así las respuestas emocionales que sufren los pacientes con Sida, algunas de éstas son las siguientes:
*Desesperanza al tener que enfrentarse a una enfermedad cuyo tratamiento no existe.
*Ansiedad, depresión y sentimientos de culpa.
*Temor al aislamiento social.
*Temor a contagiar a la pareja o haber contagiado a otras.
*Temor a los efectos secundarios de los tratamientos y a los cambios perceptibles en su imagen personal.
*Temor a desfallecer y no poder soportar toda esa carga.
*Temor a la pérdida del trabajo o la falta de recursos económicos.
*Temor a la pérdida de la autonomía, pérdida de autocontrol de la propia vida, a no tener hijos.
Ante estas respuestas emocionales podemos deducir algunos protocolos de atención que debemos prestarles a estos pacientes, son los siguientes:
*Difundir las medidas de prevención de la transmisión del virus.
*Colaborar en desterrar errores sobre cómo se transmite y no se transmite la infección.
*Mantener estrictamente las precauciones universales cuando cuidemos del paciente.
*Reforzar positivamente la adquisición de comportamientos que mejoren su calidad de vida, animándole a que los mantenga y los tome como habituales.
*Remarcarle en la importancia de acudir a los controles médicos así como la toma de la medicación.
*Animarle a que abandone comportamientos y prácticas de riesgo.
*Servir de apoyo psicológico y social para evitarle sentimientos de culpabilidad.
*Mostrarle empatía y cercanía tanto a él como a su familia.
*Fomentar y favorecer su vida social.
** Por último recuerda que la información y la prevención continúan siendo la única vacuna contra el sida y el peligro de contagio no reside en llevar a cabo “ciertos actos” sino en “cómo los haces” **
Pedro Gámez.
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